lunes, 31 de agosto de 2015


¿Y A TI QUE PALABRA TE DESCRIBE?


Esforzada así me defino; porque se necesita de mucho esfuerzo para lograr lo que se quiere. A lo largo de mi vida he alcanzado las metas propuestas, asumo cada día nuevos retos. Siempre miro a donde quiero llegar, para mí no existen los imposibles, acepto las críticas constructivas porque sé que harán de mí una mejor  persona. Todo el tiempo estoy identificando las oportunidades las oportunidades y cuando se presenta una dificulta la tomo de la mejor manera. He aprendido que a veces en el primer intento los resultados no son los esperados. También sé que de los errores se aprende y que todas las cosas nos ayudan para bien, aunque no entienda en ese momento la razón por la cual suceden. Reintentar es lo ideal. Gracias a Dios, hoy puedo decir  que vale la pena esforzarse y he visto reflejado este esfuerzo en mí.

jueves, 27 de agosto de 2015



COMO APRENDÍ A LEER Y ESCRIBIR





Recuerdo mi primer día de escuela, mientras me desprendía de los brazos de mi madre, entre mil lamentos, pensaba ¿Por qué me alejan de mi madre ? ¿Por qué son tan crueles conmigo si solo soy una niña indefensa?  Lo que no sabía en ese momento era que es día tan “terrible y traumatico” iba a ser el primer día de una gran aventura, aprender a leer y escribir.

Mi proceso con la lectura fue bastante rápido. Desde pequeña me ha gustado enfrentarme a nuevos retos, entre esos se encontraba la lectura. Me acuerdo que aprendí a leer  a la edad de tres años mientras estuve en el jardín, lo cual no es común en niños de esta edad. Por esto, no curse grado cero, pues mis conocimientos eran del nivel de una niña de segundo grado.

La primera experiencia con el lenguaje fue el aprendizaje de las vocales y el abecedario con la ayuda de Ruth, mi profesora en el jardín. Recuerdo que rellenábamos el abecedario con lentejas o bolitas de algodón y contorneábamos las vocales con piedritas, lo que nos permitía aprender fácilmente. Mis compañeros y yo hacíamos muchas actividades lúdicas como rondas infantiles, dirigidas por la maestra, para aprender y divertirnos.

En las tardes, cuando regresaba del jardín, me gustaba esperar a mi madre, por que, después de hablar y revisar  nuestras tareas (las de mi hermano menor y las mías), podíamos salir a jugar y comer un helado, las horas de espera se me hacían largas,  y cuando por fin llegaba, con una sonrisa y un caluroso saludo nos preguntaba ¿que aprendieron hoy ?,  ¿como les fue? después de nuestros relatos nos preguntaba ¿ya hicieron las tareas?  si señora, contestábamos al tiempo. aun así, decía ``a ver reviso esos cuadernos``.  En los cuadernos de mi hermano a veces encontraba tareas pero, en los míos nunca tanto así, que con el paso del tiempo solo revisaba los cuadernos de mi hermano, motivo por el cual yo solía molestarme; ``hay ``mami`` yo se que usted es una niña muy responsable, antes debería revisar los cuadernos de su hermanito mientras yo no estoy``  con una sonrisa eso me decía, y así lograba calmar mi enojo.

Con el paso del tiempo ya sabía leer los carteles de la calle, letreros en las camisas de las personas, entre otros. Por estas habilidades que había adquirido, la nueva maestra de primer grado no tenía que profundizar mucho conmigo en cuanto a la lectura. En ese entonces utilizábamos la cartilla Nacho Lee, con la cual mi aprendizaje mejoró y me ayudó a ser lo que soy hoy en día soy.

Esta etapa de mi vida, la cual recuerdo con agrado, fue muy importe en mi formación integral. Considero que esta etapa es parte fundamental en la vida de cualquier persona, dado que sin esta preparación hubiera sido imposible llegar hasta donde me encuentro hoy y de lo contrario me hubiera sido imposible escribir estas lineas.


jueves, 13 de agosto de 2015

SOY
LAURA, ESTUDIANTE DE SEGUNDO SEMESTRE DE PSICOLOGÍA. ME CARACTERIZO POR SER UNA PERSONA MUY TRANQUILA, JOVIAL  Y DIVERTIDA. Y EN MIS RATOS LIBRES ME GUSTA IR A LA IGLESIA, COMPARTIR CON MI FAMILIA Y AMIGOS